Resumen
Los gente mayor es la población más vulnerable a la deshidratación y sus consecuencias.
La deshidratación es un problema común entre las personas mayores. A medida que envejecemos, el cuerpo pierde la capacidad de retener agua y de regular la temperatura corporal de manera eficiente. Además, los ancianos a menudo tienen una menor sensación de sed y pueden no darse cuenta de que necesitan beber más agua.
La deshidratación en los ancianos puede tener efectos graves en la salud, incluyendo:
- Problemas renales: La falta de agua puede hacer que los riñones no funcionen correctamente y aumentar el riesgo de infecciones del tracto urinario.
- Problemas cardíacos: La deshidratación puede aumentar la frecuencia cardíaca y disminuir la presión arterial, lo que puede ser peligroso para las personas con problemas cardíacos.
- Problemas digestivos: La falta de agua puede causar estreñimiento y otros problemas digestivos.
- Confusión y mareos: La deshidratación puede causar confusión, mareos y otros problemas neurológicos.
- Problemas de la piel: La deshidratación puede causar sequedad y descamación de la piel.
Para prevenir la deshidratación en los ancianos, es importante fomentar el consumo regular de líquidos y asegurarse de que tengan acceso a agua potable fresca y limpia. También es importante vigilar los síntomas de deshidratación, como la sed, la boca seca, la orina oscura, la piel seca y la fatiga. Si se sospecha de deshidratación, se debe buscar atención médica inmediata.
Esta situación es más común en los meses de calor, especialmente en verano. Es por ello que durante estos meses hay que cuidar de estas personas vulnerables, hidratarlos y evitar situaciones de riesgo para su salud (exposición solar en las horas más calurosas, exceso de actividad física con altas temperaturas…).